Ambientes en blanco, negro y gris

Para crear un ambiente interior que nos aporte serenidad y tranquilidad siempre elegiremos el blanco cómo protagonista. Pero, si queremos hacer que este ambiente se convierta en una zona de tonos neutros, con aspecto elegante y sencillo a la vez, lo ideal es entrar en la escala de grises y elegir los tonos con los que más cómodos nos sentimos.

Si analizamos estos tres colores por separado, podemos descubrir la cantidad de aportaciones que tienen en el mundo de la decoración:

Blanco: El blanco es el tono acromático que nunca defrauda en interiorismo. Es el encargado de aportar la luminosidad, la amplitud y la pureza a un espacio, y crea un atmósfera limpia y fresca a la que puedes añadir cualquier otro tono sin problema.

Gris: Este color tiene mucha variedad en su gama cromática. Podemos disfrutar igualmente de la claridad de un gris perla o podemos irnos a un gris Marengo y combinarlo con tonos ácidos y llamativos. El gris es un tono neutro en toda su variedad, con el que crearemos una atmósfera de elegancia sin lugar a dudas y disfrutaremos de un entorno tranquilo y relajado.

Negro: Este color, con respecto al interiorismo y la decoración, siempre trae consigo más dificultades a la hora de integrarlo por la cantidad de connotaciones negativas que tiene. Eso sí, cómo color elegante, el negro se lleva el primer premio, y se puede combinar en pequeños accesorios, muebles y elementos decorativos con otros muchos colores. Si elegimos el negro como color predominante en una estancia, tenemos que asegurarnos de que esta habitación es rica en luminosidad.

Quiero enseñaros algunas imágenes en la que podéis apreciar el ambiente tan agradable que crea esta combinación perfecta entre blanco, gris y negro: